jueves, 18 de noviembre de 2010

Cuarto día con mi familia

Cou-cou!!!

Nos levantamos, desayunamos y esta vez
cogimos el coche rumbo: castillo de Chenonceaux. 
El castillo más bonito del país del Loira.

 








Nada más llegar ya nos pareció todo precioso. Buf! Es que es indescriptible. Es como un pasillo lleno de hojas amarillas y naranjas que te conduce a una explanada enorme en la que enfrente está el castillo y a la derecha y a la izquierda jardines. 





A parte de todo esto, lo bonito del castillo es que 
está sujeto por unos arcos por los que pasa el río Cher.


Entramos dentro y vimos todas las habitaciones/aposentos con sus camas, las cocinas, la biblioteca... Además la historia es genial. Resulta que Francisco I estaba casado con Catalina de Médicis pero su amante era Diana de Poitiers y uno de los dos jardines era de la mujer, y el otro de su amante. Lo mejor es que cuando murió, él dejó el castillo a su amante pero después su mujer se lo quitó.
Después de todo esto, fuimos a comer a la explanada del principio donde había un buffet.
Cuando ya íbamos a coger el coche para irnos, pensé “venga, la última foto” Y ¿qué pasó? Que se me cayó la cámara al suelo y adiós cámara. Así que me puse a llorar como una magdalena. Ahora me río pero lo pasé fatal. 

Après (después) fuimos a Saumur. De lejos es una ciudad preciosa porque es como una montaña en la que por abajo hay muchas casitas y arriba del todo está el castillo. Además el cielo estaba rosita y el hecho de que el río pase por ahí lo hace más bonito aún. El castillo nos gustó muchísimo, aunque no pudimos entrar porque ya era muy tarde, pero después, cuando bajamos a la ciudad, nos decepcionó un poco.

Volvimos a coger el coche y fuimos a ver otro castillo, más pequeño, y la abadia de Fountevraud. La historia de la abadía es genial. Resulta que mi amiga Hélène me había dicho que fuera, que era muy bonito, así que fuimos. Como era muy de noche teníamos que fijarnos mucho en los carteles y las señalizaciones para no saltárnoslo. Cuando llegamos a Fountevraud, seguimos los carteles que indicaban una abadía o una iglesia o no se sabe qué, hasta que por fin llegamos a una mini plazita en la que había una iglesia súper pequeña. Todos nos quedamos callados pensando “vaya gilipollez venir hasta aquí para nada”. Yo no podía creer que mi amiga me hubiera recomendado eso, me parecía imposible. Bueno, pues después de estar agotados por el viaje hasta la “abadía de Fountevraud”, al día siguiente me puse a leer la guía de mi tía. De pronto encontré: “Abadía de Fauntevraud; una de las abadías más grandes de toda Francia”. Seguimos sin saber donde está la susodicha abadía. En fin…ADV.
Volvimos a Angers pensando que todo estaría cerrado porque ya era "muy tarde" como para que sirvieran comidas, pero encontramos un restaurante en el que cenamos súper bien.

Zzzzz….


No hay comentarios:

Publicar un comentario