jueves, 27 de enero de 2011

Día de despedidas.


Sí, hoy y por fin hoy me he decidido a escribir.

Hoy ha sido un gran día. Ha sido un día horrible, agobiante, estresante, feliz y triste a un mismo tiempo: el día de las despedidas.

Acabo de llegar después de este gran día y lo primero que hago es quitarme las botas que siguen mojadas después de pasarse todo el día lloviendo. Voy al baño y cuando salgo me como una galleta. Una simple cookie de la marca Casino, que por el simple de hecho de ser de esta marca ya no la hace tan simple.

Desde que he abierto la puerta de casa y he visto lo vacía que se está quedando poco a poco mi habitación, he pensado que tengo unas ganas locas de escribir y que hoy es el día.
También puede ser porque tengo tantos sentimientos dentro de mí que siento que van a estallar y me gustaría cuando esto pasase, quedara reflejado en algún sitio y que mejor cosa, que ponerme a escribir.

Ayer quedé con Hélène. Mi mejor amiga francesa. Sólo puedo decir que cada vez la quiero más y que la voy a echar muchísimo de menos. 

Fuimos a cenar crêpes. Y mientras hablamos de cosas absurdas y nos reímos, como hacemos casi siempre, la interrumpo para salir a fuera y así tener cobertura y llamar a Sonia. 

Cuando llego veo escrito en mi servilleta “souvenir des crêpes” y un corazón al lado. Le digo que qué tonta es y las dos nos reímos, hasta que me fijo bien y veo una carta con mucho escrito. Se me empiezan a saltar las lágrimas y cuando voy a cogerla veo que hay algo dentro. Un regalo. Unos pendientes largos preciosos. Me quedo sin habla y empiezo a leer la carta. Pero la carta es peor aún. Cosas del tipo « tu as réussi à trouver ta place dans mon petit cœur «  o bien «  tu fais partie de ce que j’appelle les Belles rencontres, celles dont on se souvient et qui font du bien » hacen que no sepa reaccionar. Me quedo en blanco y minutos después no hago otra cosa que agradecerle todo lo que ha hecho por mí.

Esta mañana he despertado en otra casa y con mucho dolor de espalda. Ayer dormí en casa de Sonia. Sí, Sonia, que pertenece a un pueblo que se llama Catral y que como ella en algunas ocasiones dice de otras personas “es una bellísima persona”.

Ayer decidimos dormir juntas. Lo planeamos todo. Iba a ser una fiesta de pijamas genial. Solas las dos, para disfrutar de los que serían, por el momento, nuestros últimos momentos estando juntas. Compramos chucherías, cosas para picar, galletas…Una suma total de 14€.
Pero estábamos cansadas y la comida no nos entraba por ningún lado. Y como dos buenas amigas que saben todo la una de la otra y que no necesitan hablar de nada más, decidimos ver una película. Al cabo de 5 minutos, sin exagerar, decidimos acostarnos.

Y retomo lo que había dicho antes. El dolor de espalda. Nos vestimos después de tomar un rico batido de chocolate y bajamos las escaleras de madera apoyándonos en esas paredes de terciopelo rojo que indican que te encuentras en una “casa de abuelos”.
Y sí, por fin conozco a los que ella llama “sus abuelos”. “Bonjour Madmoiselle” me dice el abuelito y “Vous avez dormi bien?” dice su mujer.
Después de comentar lo increíblemente tiernos que son, decidimos irnos antes de que se nos haga tarde. 

Habíamos dormido poco, habíamos madrugado y los bostezos se escuchaban cada poco tiempo.
Vamos a la universidad, lo que se resume en más papeleo y cuando terminamos le acompaño a tomar su café. Y como no… “esta será la última vez que estemos en esta universidad”, dice una,” sí, pero piensa que al menos todos estos últimos momentos los estamos viviendo juntas”, dice la otra.
Comemos en mi residencia las sobras que nos quedan, es decir, unos tortelinis esmirriados y tres escasas lonchas de pavo.

Me ayuda a embalar la caja que debo llevar a correos para enviarla a España. El problema es que tenemos que llevarla hasta correos, que pesa casi 20 kilos y que además de la caja tenemos que llevar una maleta y numerosas bolsas que nos han sobrado a María, a Sonia y a mí y que vamos a dar a Patricia, que para eso se queda todo el año.

Llamamos a un taxi para llegar hasta allí. Risas y más risas del trajín de maleta, bolsas y caja.
Llegamos a correos y tengo que dar una descripción detallada de lo que llevo exactamente en la caja. Y nos surgen dudas de vocabulario y nos bloqueamos. Llamo a Patricia. Todo solucionado. Dejo la caja y volvemos a coger otro taxi hasta casa de Sonia para que ella coja también las cosas que debe dar a Patricia.

Pasa una hora lenta, para mí, pero no para Sonia, que está hablando con sus amigas de lo bien que se lo van a pasar en Disney Land París en unos días.

Quedamos por fin con Patricia y vamos las tres, cargadísimas, en bus hasta su casa. Dejamos las cosas y me da un dibujo que ha hecho François, el niño pequeño al que cuida. Me lleno de alegría al ver que soy “La princesse Patricia” y que voy de la mano de “Le prince François”.    
Poco después cortamos una cinta azul que hemos comprado y nos lo ponemos a modo de pulsera. Nuestra pulsera de la amistad. Cojo la pulsera que será para María y me voy a mi residencia. No tengo paraguas y llego calada, pero que más da, al fin y al cabo “este será el último día en el que vaya andando sola por estas calles”.

Llego a mi resi, paso la aspiradora, hablo con mi madre y me ducho. Todo en ese orden. Bajo a cenar, hoy hay cena japonesa. Miedo me da. Por cena japonesa entiendo arroz mezclado con trozos de pollo y un yogur de limón que inmediatamente cambio por uno de vainilla.

Ceno con Clélia, Sophie y Bérangère que acaban de terminar de organizar la fiesta que habrá minutos después en la residencia para despedir a la que gente que se va, ahí estoy yo.
Nos dirigimos al salón y veo mogollón de comida y mogollón de globos por todas partes. Al principio casi no hay nadie y luego se empieza a llenar.

Todas nos hacemos fotos y más las japonesas, claro está, bailamos y comemos durante unas cuantas horas. Cada extranjera tiene que buscar el globo que ponga su nombre. El mío es rojo, pone PATRICIA y debajo un ¡Viva España! con un corazón. Es genial. De pronto Laura, mi mejor amiga de la resi que habla perfectamente español y que le encanta todo lo relacionado con nosotros, de hecho se ha puesto en el facebook el apellido de “García”, nos manda callar a todas y empieza a decir de parte de todas las francesas que ha sido un placer habernos conocido, que se lo han pasado genial con nosotras y que es una pena que nos vayamos. Nunca he hecho tantos esfuerzos para no llorar.

También dice que nos van a dar una cosa a cada una de recuerdo. Nos llama una a una. Yo soy la primera. La gente aplaude y todo el mundo me dice que diga unas palabras. No puedo decir nada, porque noto que se van a escapar las primeras lágrimas, así que me limito a hacer un gesto con la mano como queriendo decir “ni hablar”. Todo el mundo se ríe. El detalle es un sobre con una dedicatoria de mi directora y otra de Laura y dentro del sobre hay una foto que salgo con algunas de la resi y con mis amigas. Salgo espantosa, pero da igual.

Cuando terminan de repartir los sobres, sólo se sigue oyendo como una japonesa llora, hasta que deciden poner música y hacer como si nada pasara, pero segundos después viene Laura a decirme si me ha gustado. Le digo como puedo que sí, nos abrazamos y me pongo a llorar como una magdalena. Me voy al baño e intento controlarme.

Vuelvo y decido hacerme fotos con todas las que están allí. Bailo un poco y me voy a la calle, a un bar que es donde hemos quedado con los otros Erasmus para despedirnos definitivamente.

A todo esto, recibo un mensaje en el móvil de Maye. Ayyy cuánto la estoy echando de menos, nadie se lo puede imaginar…

Me encuentro con Sonia por el camino y como siempre la pido perdón por llegar tarde, a su vez nos encontramos con Rossella, la guapa italiana, y con otra amiga suya italiana. “He venido solo para despedirme”, nos dice. Entramos al bar y nos encontramos a David, a Hannah y a Cathy sentados al fondo. Nos sentamos con ellos. Nos hacemos fotos, nos preguntan a Sonia y a mí si nos queremos ir, si estamos tristes, etc. A Sonia le firman una camiseta, a mí en un papel. Me tomo la que será “mi última Mónaco” y escucho lo que será “la última vez que esté tan bien rodeada en este ambiente en el que me siento tan feliz”. Se escucha hablar español, inglés, italiano y francés. Y como siempre hacemos por entendernos y nos reimos y nos lo pasamos bien, que digo, muy bien, bueno, genial. 

Rossella se va y me dice que puedo ir a su casa de Italia cuando yo quiera, que me lo dice en serio, que estaría encantada y nos deseamos que nos vaya genial en el futuro. Tiempo después se van Hannah y Cathy. Hannah me ha dicho que cualquier trabajo que deba entregar o dudas que tenga de  inglés que ella me puede ayudar. Yo le he dicho exactamente lo mismo con español. Cathy me ha dicho que tiene muchas ganas de ir a Madrid para salir mucho de fiesta conmigo y con María y que me va a echar mucho de menos.

Entra Manuela bastante borrachilla y Juanma y nos animan a irnos al bar de al lado. Vamos y nos encontramos con nuestras nuevas amigas valencianas. Estamos un rato hablando y haciéndonos entender, ellas, Sonia, David y yo. 

Patricia y Manuela se van. De Patricia aún no me voy a despedir, aún me quedan días y de Manuela sí que me despido. Me dice que ni me plantee ir a la feria de Sevilla, que ella estaría contentísima si yo fuera y que de verdad es una pena habernos conocido tan tarde.

Decido irme porque mañana tengo que madrugar para buscar a mi madre al aeropuerto. Y en ese momento, no es de extrañar, David me dice que cómo me vuelvo a casa. Le contesto que sola y andando y me dice que vale, que entonces que me acompaña a casa porque no le gusta que las chicas vayan solas a casa. Nos damos uno y mil abrazos. Demasiado pocos me parecen para el mucho cariño que le tengo. Juro que nunca conoceré a una persona tan buena.

Pero las valencianas se ofrecen a llevarme en coche y a la vez convencen a David para llevarle a su casa también. Le dejan primero a él, así que me bajo del coche y le doy el abrazo más grande que le puedo dar. Sabemos que nos vamos a ver en Madrid dentro de poco tiempo.

Y poco a poco va llegando lo peor. Sonia.

Es el turno de dejarle a ella. Paramos el coche justo delante de su puerta. Nos bajamos todas y dejamos el coche ahí, en medio de la carretera. Las valencianas le dan un beso y de repente nos miramos como si quisiéramos decirnos ¡hasta mañana! , pero realmente no tenemos fuerza para ello. Ella empieza a llorar y la verdad es que todo lo que me he contenido esta noche, lo estoy llorando ahora mientras escribo.

Sólo decir que la quiero un montón y que aquí no termina esto. Más no puedo decir.

Y por último quedo yo. Las valencianas me dejan en la esquina de mi calle. Y otra vez igual, nos bajamos del coche en mitad de la carretera. Nos damos un beso y prometemos escribirnos porque son unas chicas simpatiquísimas. Las digo que las envidio mucho, ya que llegaron hace dos semanas, y que todo lo que he vivido yo, ahora lo van a empezar a vivir ellas.

El coche acelera y yo empiezo a entrar en la oscura calle que tanta seguridad me ha dado siempre. Paso por otra residencia, el patio del colegio del que todos los días se escucha el griterío de los niños jugando en el recreo, cruzo de acera, sin mirar, como he hecho siempre y abro la verja. Abro la puerta de la residencia, pongo una especie de colgante al lado de mi foto para que se sepa que ya estoy ahí, subo la escalera, llego al primer piso, me paro y me miro en el espejo y pienso “qué bonitos son los pendientes de Hélène”, abro la puerta de mi habitación y me pongo a escribir. 

Y mi aventura acaba aquí. Se que me voy el domingo y que por tanto me quedan unos cuantos días para irme, pero evidentemente ya no será lo mismo. 

Muchas gracias a todos vosotros. Gracias gente Erasmus. Esto que llevo dentro es algo que jamás olvidaré.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Museo Cointreau

Hoy contaré como fue la visita al museo Cointreau 
que hicimos Sonia, María y yo hace ya un tiempo.            
El museo Cointreau, es el único lugar del mundo donde se fabrica el Cointreau. Es decir, que si en China se pide este alcohol, se exportaría desde esta fábrica, que es a la vez un museo.
La visita estuvo súper bien y fue bastante divertida.
Quedamos pronto por la mañana ya que no sabíamos exactamente dónde teníamos que coger el bus. Pero al final resultó ser algo bastante sencillo, con lo cual, como tampoco sabíamos cuanto se tardaba en llegar allí, cogimos el primer autobús que pasó.
Creo recordar que cuando llamé para reservar (sí, va tanta gente que tienes que llamar unos días antes por teléfono) me dijeron que empezaba a las 9 de la mañana. Además era un sábado. Cuando colgué y María me preguntó que a qué hora teníamos que ir, no salía de su asombro.         
Yo le dije que no pasaba nada por ir un sábado, ni tan siquiera después de salir el viernes de fiesta. Nos entró un ataque de risa a las dos impresionante,debido a que no sabíamos cómo ir hasta ahí, no sabíamos si podríamos volver debido a las huelgas y por supuesto ¿qué hacíamos a las 9 de la mañana un sábado dispuestas a ir a un museo? En fin…
Como iba diciendo, cogimos el primer bus. Y llegamos, como no, a las 8 o así, con lo cual tuvimos que esperar hasta que abrieran. Fue bastante divertido porque el museo está a las afueras, no había absolutamente nadie y de hecho estaba cerrado. Allí no había ni un alma. Nos hacía gracia pero en el fondo no tanto porque no sabíamos si nos habíamos equivocado, si era la puerta de atrás del museo o si estaba cerrado por las huelgas. Así que llamamos al timbre. Y como no nos contestaban, volvimos a llamar al timbre. Y como seguían sin contestarnos, ni cortas ni perezosas, volvimos a llamar al timbre. Mientras nos hicimos fotos 
y a las 9 o así abrieron. No 
hace falta decir que éramos las primeras.
La chica a la que teníamos que pagar, nos  preguntó a nombre de quien estaba la reserva. Dije mi nombre pero ella no me encontraba en la lista. Había como cuatro nombres más en la lista pero ella no me encontraba. En el fondo todas estábamos pensando “venga, atrévete y señálale el nombre” pero al ser todo tan elegante, al haber tanto silencio y ser todo tan formal, no nos atrevimos. Hasta que al final Sonia le señaló con todo el dedo mi nombre en la lista. María y yo no nos lo podíamos creer, poco faltó para que le cogiera la lista y se lo subrayara con un boli. ¡Fue buenísimo!
Mientras llegaba todo el mundo, a su hora, 
claro está, estuvimos esperando en unas sillas súper chulas. 
Intenté ir al baño. Sólo diré que de lo moderno que era, me tuve que salir porque no encontraba la luz.
Después la visita empezó. Nos llevaron a una sala a ver un vídeo de unos 15 min o así  y después nos enseñaron paso a paso, proceso a proceso, cómo hacen el Cointreau. Desde enseñarnos las cáscaras de las naranjas, hasta ver cómo lo mezclan con el alcohol en grandes máquinas  y por último como lo embotellan y lo embalan. 
Descubrimos que ahí también hacen nuestro querido Passoa (alcohol que siempre bebemos).
Después vimos una sala en la que te enseñaban cómo han ido cambiando las botellas de cointreau, el árbol genealógico de la familia Cointreau y un pasillo enorme lleno de publicidad desde que se empezó a fabricar hasta hoy y un montón de botellas por las que ha habido varios juicios, ya que intentaron venderse como si fuera cointreau.

Y ahora llega lo mejor... ¡la degustación!
Hay una sala que está totalmente preparada para la degustación. Te dividen por mesas, de ahí que me pidieran mi nombre. Llegamos y vimos en una mesa alta un cartelito que ponía “ Madmoiselle Sánchez”.
Teníamos coctelera, vasos, hielo, en fin, una pasada.
Nos enseñaron a hacer varios cócteles.
Lo peor fue que no le entendíamos nada, así que dependiendo de lo que hiciera la gente bebías u olías o comías. ¡Vaya lío! Era en plan: “coorre, coorre beber, que el tío de la mesa de atrás acaba de beber” y otra decía “nooo, ahora noooo.ese tío ha bebido porque ha querido. Ahora hay que oler”.
Cuando terminó fuimos a la tienda. Creía que me moría de la vergüenza. La gente normal miraba y como mucho compraba algún caprichito. Bueno, pues parecía que: o que nunca habíamos visto alcohol, o que somos unas alcohólicas o que nos prohíben beber y ese era el único momento de hacerse con alcohol.
Yo compré, al igual que mis amigas: una tableta de chocolate de cointreau y una botellita con una coctelera. Pero es que no sólo es eso, si no que de pronto vimos que había ¡PASSOA! Y no sólo passoa, si no passoa de diferentes sabores. ¿Y qué es lo que hicimos? Comprarnos una botella de cada sabor. De coco, de mango y de plátano. Madre mía, salimos con unos bolsones. Qué vergüenza…
No hace falta decir lo contentas que estábamos a las 12 de la mañana cuando salimos del museo. Entre lo que habíamos bebido en la degustación y la cantidad de alcohol que habíamos comprado, no parábamos de reírnos.
De hecho estábamos tan contentas que ni nos importó que, una vez que estábamos en el bus de vuelta y llevábamos algo así como 2 paradas de 6, la conductora frenara y nos dijera que nos bajáramos que no podía continuar debido a las manifestaciones.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Quinto día con mi familia

Cou-cou!!!

El último día fue uno de los mejores porque fuimos a La Baule. Es una ciudad total de cuento. Está llena de pequeñas casas y de tiendas muy elegantes y lo mejor: la playa y el mar. Me lo pasé genial cogiendo conchas blancas y caracolas.




Es uno de los sitios más bonitos en los que he estado nunca. Es súper tranquilo pero a la vez hay mucha gente, es pequeño y a la vez grande y sobretodo es estupendo pasear por el paseo marítimo. Me encantaría pasar el verano allí.


La guinda fue el sitio en el que comimos. Si digo un chiringuito va a parecer que es cutre, que huele a sardinas y que hay tanta gente que no se puede ni respirar y más bien es todo lo contrario.
Sin duda alguna es el sitio más bonito donde he comido nunca y va a ser muy difícil superarlo. Era un “chiringuito” súper-mega-ultra moderno. De hecho todo estaba lleno de fotos con famosos. Te podías sentar dentro o fuera. Cuando digo fuera es porque estás sentado en una especie de sofá con muchos cojines que está sobre un suelo de madera. Está cubierto para que no entre mucho frío, pero lo mejor es que está rodeado de cristales con lo cual ves la playa y el mar por todas partes. Además comimos genial.


Fue horrible porque no nos queríamos ir nunca, pero al final cogimos el coche y fuimos a Nantes. No nos dio tiempo a hacer mucho. Sólo vimos el castillo, la catedral y paseamos un poco por las tiendas. Yo ya había estado con mi madre y la verdad es que me volvió a defraudar un poco. También es verdad que comparado con la Baule no hay nada.



 

  Después cenamos allí, en un italiano y después volvimos a     Angers y de nuevo a dormir….


Cuarto día con mi familia

Cou-cou!!!

Nos levantamos, desayunamos y esta vez
cogimos el coche rumbo: castillo de Chenonceaux. 
El castillo más bonito del país del Loira.

 








Nada más llegar ya nos pareció todo precioso. Buf! Es que es indescriptible. Es como un pasillo lleno de hojas amarillas y naranjas que te conduce a una explanada enorme en la que enfrente está el castillo y a la derecha y a la izquierda jardines. 





A parte de todo esto, lo bonito del castillo es que 
está sujeto por unos arcos por los que pasa el río Cher.


Entramos dentro y vimos todas las habitaciones/aposentos con sus camas, las cocinas, la biblioteca... Además la historia es genial. Resulta que Francisco I estaba casado con Catalina de Médicis pero su amante era Diana de Poitiers y uno de los dos jardines era de la mujer, y el otro de su amante. Lo mejor es que cuando murió, él dejó el castillo a su amante pero después su mujer se lo quitó.
Después de todo esto, fuimos a comer a la explanada del principio donde había un buffet.
Cuando ya íbamos a coger el coche para irnos, pensé “venga, la última foto” Y ¿qué pasó? Que se me cayó la cámara al suelo y adiós cámara. Así que me puse a llorar como una magdalena. Ahora me río pero lo pasé fatal. 

Après (después) fuimos a Saumur. De lejos es una ciudad preciosa porque es como una montaña en la que por abajo hay muchas casitas y arriba del todo está el castillo. Además el cielo estaba rosita y el hecho de que el río pase por ahí lo hace más bonito aún. El castillo nos gustó muchísimo, aunque no pudimos entrar porque ya era muy tarde, pero después, cuando bajamos a la ciudad, nos decepcionó un poco.

Volvimos a coger el coche y fuimos a ver otro castillo, más pequeño, y la abadia de Fountevraud. La historia de la abadía es genial. Resulta que mi amiga Hélène me había dicho que fuera, que era muy bonito, así que fuimos. Como era muy de noche teníamos que fijarnos mucho en los carteles y las señalizaciones para no saltárnoslo. Cuando llegamos a Fountevraud, seguimos los carteles que indicaban una abadía o una iglesia o no se sabe qué, hasta que por fin llegamos a una mini plazita en la que había una iglesia súper pequeña. Todos nos quedamos callados pensando “vaya gilipollez venir hasta aquí para nada”. Yo no podía creer que mi amiga me hubiera recomendado eso, me parecía imposible. Bueno, pues después de estar agotados por el viaje hasta la “abadía de Fountevraud”, al día siguiente me puse a leer la guía de mi tía. De pronto encontré: “Abadía de Fauntevraud; una de las abadías más grandes de toda Francia”. Seguimos sin saber donde está la susodicha abadía. En fin…ADV.
Volvimos a Angers pensando que todo estaría cerrado porque ya era "muy tarde" como para que sirvieran comidas, pero encontramos un restaurante en el que cenamos súper bien.

Zzzzz….


lunes, 15 de noviembre de 2010

Tercer día con mi familia

Cou-cou!!!

El sábado estuvimos todo el día en Angers.
Después de desayunar, les llevé a un mercado. 


 Les encantó y la verdad es que no me extraña porque es genial. Es un mercado súper grande que vende todo tipo de comida. De hecho hay un puesto con banderas españolas en el que se vende un montón de chorizo, salchichón, etc.
Y como no...¡se vende paella para llevar!

 

La comida tiene una pinta estupenda, pero lo que de verdad me gusta es ver como todo el mundo lleva una cesta de paja para hacer la compra. Me recuerda un montón al mercado de la peli “Notting Hill”.






Después pasamos por el “patinoire” (un sitio para patinar) que está dentro de un parque e hicimos varias fotos.
Y… ¡llegamos a mi uni! Les gustó mucho pero sobretodo a mi tía le encantó.


 Comimos rápidamente en el mcdonalds y después fuimos al lago, lac du Maine. Eso sí que les encantó. Yo encontré todo muy cambiado porque la última vez que fui era verano, hacía sol y la gente se bañaba. Pero fue precioso ver todas las hojas de otoño en el césped, el lago, los colores de los árboles…

Después del lago fuimos al quai que es un sitio donde hacen exposiciones. Fue divertidísimo porque había una especie de concurso de… ¡tango! Bailaban fatal, fatal, fatal, pero era genial ver como los franceses se emocionaban y aplaudían tanto al verlo.                                        
 Salimos del quai y descubrimos un ascensor que te lleva a lo alto de un edificio donde ves casi toda la ciudad. Las vistas eran preciosas.
Y ¿qué hicimos después? Cenar en un barco súper chulo que yo quería ir desde hace tiempo. Todo era muy moderno pero la comida dejó un poco que desear. Eso sí, era genial mirar por la ventana y ver el castillo de Angers.
Después fuimos a tomar algo al “bar-barco”, como lo llamo con mis amigas, porque como bien dice el nombre parece un barco. Mientras mis tíos y mi madre se tomaban algo, me fui con mi prima a enseñarle el bar donde vamos siempre y así estar un ratito con María, su hermana y su prima que también habían ido a visitarla.
Zzzz…

Segundo día con mi familia

Cou-cou!!!

El segundo día fue matador y cuando digo matador es MATADOR.
Nos levantamos pronto, fuimos a desayunar y cogimos el coche rumbo: “Monte Saint-Michel”. Fue una buena paliza en coche, pero mereció la pena.

De camino, paramos en una gasolinera y compramos un bocadillo para no tener que parar luego y perder más tiempo. Sí, era como una carrera en la que todo lo tenías que ver.
Cuando íbamos llegando, vimos como la abadía se iba haciendo más y más grande. Era precioso ver los campos llenos de ovejitas y justo detrás el monte Saint-Michel.
Llegamos e hicimos fotos “a tutiplén” mientras esquivábamos a los japoneses que se iban poniendo en nuestro camino y a las gaviotas. Aparcamos lejos y fuimos caminando hacia la abadía comiéndonos nuestros bocadillos, pero las gaviotas al olerlos se acercaban muchísimo, con lo cual, cada vez que veía que una venía a por mí, me guardaba corriendo el bocadillo en el bolso. ¡Nunca he tardado tanto en comer un bocadillo!



Subimos por las callejuelas que están repletas de tiendas turísticas. Llegamos a la abadía donde pagamos y fuimos a verla por dentro. Como dice mi madre “es impresionante pensar cómo los monjes podían vivir ahí, aislados de todo hace taaantos taaantos años”. 

Cuando llegamos a la parte de arriba fue súper impactante. ¡Se veía todo PRECIOSO! Hicimos millones y millones y más millones de fotos.

Como el monte está rodeado de arena mojada, casi como si fuera un río, porque antes todo estaba totalmente rodeado de agua, era muy impactante ver como la gente andaba “sobre el agua”.


Después de ver todo, fuimos a Saint-Malo que es otra ciudad que está cerca de la abadía. La verdad es que no nos gustó demasiado, entre otras cosas porque había demasiada gente y era un poco agobiante. Por lo visto justo ese día había algún “acontecimiento” importante, no se cual, y por eso había tanta gente.
Esa noche fuimos a un pueblecito que se llama Dinan. Fue una pena que se hiciera tan pronto de noche porque era precioso. Estaba lleno de casitas bajas y un montón de bonitos restaurantes. Así que cenamos en un italiano genial debatiendo cosas absurdas que sólo nosotros podríamos debatir.
Zzzzzz…

viernes, 5 de noviembre de 2010

Primer día con mi familia

Cou-cou a todos!!!!!!!!!!!!!
Dios, pfff hay tantísimas cosas que decir, que no se por dónde empezar. Contaré día por día.
Comencemos pues…
El jueves pasado me levanté, limpié la habitación, pasé la aspiradora, limpié el baño y puse todo bonito porque…..VINO MI FAMILIA A VISITARME! Estaba súper nerviosa. Llevaba dos meses sin ver a mi madre y tenía unas ganas que me moría.
Me llamaron y me dijeron que bajara a la esquina de mi calle que estaban allí con el coche que habían alquilado. Cuando salí de la resi vi a lo lejos, en la esquina, el pelito rubio de mi mami y me puse muy contenta. Bueno salí corriendo y todo, fue total película.


Después fuimos al hotel para que mis tíos y mi prima dejaran las cosas y después nos fuimos a comer a una plazita muy mona. Comimos muy, muy bien. ¡Hasta unos huevos con mayonesa!
Una vez que cogimos fuerzas, fuimos a ver un poco mi bonita ciudad. Dimos un paseo por el centro, aunque sin visitar las cosas, y merendamos. Tiempo después, se dieron cuenta de que tenían que empezar a adaptarse al horario de cenar a las 7-7:30 porque si no nos cerraban todo. Así que prácticamente después de “merendar”, fuimos a cenar. Les llevé a un sitio de crêpes que está para chuparse los dedos.



Sólo digo que mi prima y yo nos comimos un crêpe y medio.Mis tíos una galette, que es como el crêpe pero en salado y mi madre uno flambeado, es decir, hechan alcohol y después con un encendedor lo prenden.


Todos estaban muy cansados, así que decidimos irnos a dormir para descansar para la paliza que nos esperaba al día siguiente.
¿Dónde dormía mi madre? era algo bastante gracioso. Mari Paz, es decir, la directora de la resi, que adora a mi madre, nos dijo que podíamos dormir juntas en mi habitación, que nos ponía una cama y listo. Resulta que cuando llegamos a mi habitación ya nos habían puesto la “cama”. ¿Qué qué entendieron por cama? Es difícil de explicar. A ver, era, donde te sientas en un sofá con apoyabrazos y todo. Con esto quiero decir que es blando, muy blando, de hecho es taaan blando, que parece que estás directamente tumbada en el suelo. Mari Paz cuando se encontró con mi madre y estuvimos hablando un rato con ella, me dijo que tenía que dormir yo en esa “cama”. Evidentemente ya entendí por qué. Estoy segura de que si duermen en esa “cama” los familiares de alguien, no querrían que su hija siguiera en esa residencia.

lunes, 25 de octubre de 2010

Fin de semana 24 oct

Cou-cou!!!!!

Domingo. No duermo ni cinco horas por ir a misa, un poco fuerte la verdad.
Salgo de la resi y me encuentro con la coreana que cenó con nosotros el día anterior y veo que también sale de la resi. Es una chica que no sabe naaada de francés y naaada de inglés y la pregunta es ¿cómo hablas con ella? y la respuesta es: mímica. Es bastante desesperante pero me lo paso muy bien. Le pregunté, como pude, que qué iba a hacer y llegamos a la conclusión que ella también iba a la misma misa que yo. ¡Una coreana en misa, sí señor!(nunca mejor dicho)
Las alemanas me estaban esperando en la esquina como acordamos la noche anterior. Les expliqué que la coreana también iba a misa. Así que llegamos a la iglesia, que es preciosísima y me senté entre las alemanas y la coreana. Todo era súper extraño pero de verdad fue una experencia impresionante y muy bonita. La iglesia estaba a rebosar y había tanto gente mayor, como jóvenes y niños. Durante toda la misa se cantaba, había como unas once canciones. Al entrar te daban un papel con las canciones y todas en bajito nos pusimos a cantar. Nos dimos la paz; entre nosotras y con dos matrimonios. Después fuimos a comulgar. La verdad es que yo estaba bastante agobiada porque no sabía como se decía "amén" y ya me estaba imaginando al cura diciéndome que no me la daba si no decía la palabra "amén". Menos mal que de pronto oí como en una canción la mujer de atrás, que cantaba súper alto, pronunció "amén" igual que nosotros. ¡Menos mal!
Después salimos de misa y todas comentamos, menos la pobre coreana, que nos había gustado mucho, que era muy alegre y mejor que en nuestros respectivos países.
María iba a ir al castillo (yo no porque ya lo había visto) y a hacer fotos con las alemanas, pero se olvidó la tarjeta de la cámara y se vino a mi resi a comer.
Después estuvíiiimos, cosa que no tiene explicación, tooooda la tarde, hasta las 8 viendo videos buenísimos del diario de patricia, adv y demás.
Cuando María se fue, de prontorecibí un sms de mi amiga francesa Hélène invitándome a su casa el lunes por la noche para cenar y ver una peli. Así que hoy lunes me voy a arreglar y me voy a su casa que me apetece muchísimo.

Os quierooooo!

PD: os quejaréis de lo mucho que he actualizado, eh?

Fin de semana 23 oct

Cou-cou!!!

Sábado. El sábado iba a ser un día de visitar la ciudad, ir a museos, en fin, un poco para culturizarnos. Íbamos a quedar a las 10 de la mañana, pero teniendo en cuenta que llegamos a las 6 a casa y nos levantamos un poco borrachas,casi me caigo en la ducha, lo retrasamos a las 3 de la tarde.
Fuimos Pat, María y yo al museo de David d'Angers, donde hay un monton de esculturas preciosas, preciosas. Después fuimos al museo de Bellas Artes, que también está muy bien. Lo bueno de todo esto es que para los jóvenes universitarios todo es gratis.
Estábamos muy cansadas debido a la mezcla: resaca y visitar museos, así que encontramos un restaurante pequeñito y muy mono y comemos crêpes. Yo me lo pedí de miel y no se que me debió entender que me lo puso flambeado, es decir, con alcohol. Yo estaba como para tomar algo con alcoho, así que con mucha vergüenza le pedí que me lo cambiaran.
Nos volvimos a casa y nos arreglamos para salir a cenar con mis amigas de la resi. Me lo pasé muy muy bien. Fuimos a un sitio de Kebaps, que es muy barato y está todo muy bueno. Éramos como súper internacionales; íbamos las francesas de mi resi, un amigo de una de mi resi, una americana, una coreana y una taiwanesa de mi resi también y nosotras. Después fuimos al bar de siempre y nos encontramos con las alemanas y un chico brasileño. Cuando cerraron este bar, fuímos a otro que se llama "la casa de Cuba" pero no había sitio para todos y fuimos a otro. Allí nos quedamos un ratillo hablando tooodo el rato, como es lógico, en francés. Las alemanas que en un principio no nos hacían mucha gracia, nos cayeron súper súper bien.
Cuando volvíamos a casa las alemanas y nosotras hablamos de qué íbamos a hacer el domingo y ellas nos dijeron que iban a misa. Yo flipé en colores porque yo desde que llegué quería ir pero Pat y María no querían ir, así que me apunté con ellas.
Dormir...zzzz.........

Os quierooooo!

Fin de semana 22 oct

Cou-cou!!!! (A partir de ahora os saludaré así porque es una palabra que me encanta.Significa "hola" pero es en plan cariñoso)

Este finde ha sido estupendo, me lo he pasado genial y he hecho tantas cosas que he terminado agotada.
El viernes María y yo, después de comer en el comedor universitario, como siempre,nos fuimos a ver unas tiendas preciosas que hay por aquí. Son súper cursis y tienen un montón de regalos-detallitos que ya he pensado comprar. Después nos compramos un súper-hiper-mega-ultra merengue y nos fuimos al otro lado del río, queríamos ir a ver cómo era y a hacer fotitos, pero hacía taaaanto frío que era imposible, así que decidimos volvernos a la resi. De vuelta unos chicos que iban en un coche nos dijeron "nosequé" y nos tiraron 5 céntimos. Yo no se que pasa que todo el mundo me tira dinero. A ver si la próxima vez es un billete de 50 o algo así...
Cené en la resi y me hice amiga de las "cool" de mi resi. Antes me parecían súper bordes pero ahora me caen bien. Me arreglé y fui a casa de María a beber.En principio ibamos a ir, María, Pat y yo a una discoteca que está en un barco con las alemanas, pero ellas estaban muy cansadas y decidimos dejarlo para otro día. Así que nos fuimos las tres a la discoteca "Do Re Mi". Tuvimos mucha suerte, porque llegamos muy justas para coger el autobús. Había mucha gente esperando pero dijeron que sólo había tres huecos, así que chillamos como unas locas "3 filles, 3 filles". Nos subimos y lo pasamos muuuy muuuuy bien.Cantamos en el karaoke la misma canción de siempre, pero lo mejor es que no nos subimos al escenario a cantarla, si no que otros la cantan y a nosotras nos hace tanta gracia que la cantamos desde nuestro sitio. Imaginaos como será para que cunado los que cantan terminan, vienen a felicitarnos y todo. Sólo puedo decir que la canción es como si fuera Nino Bravo en francés.
Unos chicos nos pidieron el facebook y al rato, cuando ya íbamos a coger el bus de vuelta me encontré con uno de ellos y me empezó a chillar "Patricia Sánchez Martín je t'aime, je t'aime"y me dio un beso en el moflete. Mis amigas no paraban de reirse, yo no salía de mi asombro...

domingo, 17 de octubre de 2010

Hola de nuevo!

Coucou!!!Hooooola a todos!!!
Sí,por fin escribo en el blog y sí,ya era hora.
Es la 1:00 de la mañana y estoy en mi habitación comiendo biscotes. Ya se que "pan con pan es comida de tontos", pero es que no se que tienen que están buenísimos.
Siento mucho no haber podido escribir antes. Me apetecía mucho ecribir, pero para eso tenía que estar relajada y no tener prisas ni agobios.
No os voy a contar lo que he ido haciendo día a día porque entonces ya si que nadie leería mi blog.Así que este es el resumen:
Lo primero decir que estoy contentísima de estar aquí. La verdad es que no podía irme mejor; el sitio, la gente, la uni, el idioma, las fiestas... Hoy, después de estudiar francés con María en mi resi (el miércoles tenemos un examen bastante imporatnte), me he puesto a hacer un calendario con cosas y viajes que quiero hacer estando aquí. A medida que lo iba diciendo iba pensando "Dios, pero si dentro de nada se acaba el ERASMUS". El tiempo se me pasa rapidísimo, parece mentira que vaya a hacer dos meses desde que llegué y no quiero ni pensar lo rápido que se me va a pasar hasta el día 16 de diciembre, día en que llego a Madrid.
Obviamente echo mucho de menos a la gente. Pero estoy muy contenta porque dentro de una semana y media mi madre, mis tíos y mi prima vienen a verme.
En cuanto a la uni: mis clases de chino cada vez van mejor, aunque la profe que ya se ha hecho mi amiga, me ha recomendado ir a otra clase más, para practicar los caracteres. La clase "coñazo" de inglés se va haciendo menos pesada.Eso sí, sigo dando cabezadas en clase. ¡Es inevitable! Y con la otra clase de inglés estoy súper contenta. No se si ya lo he contado, pero el día que tuve que hacer mi exposición con mi amiga francesa Hélène (Disfrazadas de mineros debido a que interpretamos a los mineros atrapados en Chile.Tengo fotos, así que ya os reiréis más adelante)me quedé en blanco y no podía parar de pensar lo que tenía que decir en francés. Fue horrible y con razón la profesora me puso una llamada de atención, aunque no me suspendió. Me puso un 14 sobre 20. Como estaba muy preocupada fui a hablar con ella y me dijo que no me preocupara, de hecho se reía de mi situación y todo. Así que la semana pasada, me volvió a tocar. Esta vez tenía que contarle de qué iba un relato que me tuve que leer (como todas las semanas) y después ella me preguntaba el vocabulario que llevo haciendo desde el principio de curso. Lo "gracioso" es que ella me pregunta las palabras en francés y yo las tengo que decir en inglés. Me ayudó mucho y a parte me salió muy bien porque estuve mucho tiempo preparándomelo. Asi que saqué un 16.5 sobre 20. :)
Como por suerte o por desgracia cada vez voy entiendo más las cosas, he decidido cambiar el apartado de cosas que no entiendo por "apartado de cosas que sólo me pasan a mí".
Allá va:
-El otro día estaba en la uni hablando con Patricia cuando noto que una chica española, que conozco, estaba hablando con una francesa y las dos me miraban mucho. Me giro muy intrigada y la francesa maravilladísima me dice en francés que le encanta como hablo el español, que la gusta escucharme y que cuando hablo es como si cantara. Por muchas vueltas que le doy, esta última parte no la consigo entender. Nos dimos el facebook, el móvil y todo eso. A lo mejor quedo con ella esta semana porque es majísima.
-Una noche salimos mis amigas y yo. Estábamos haciendo el tonto (sí, empecé yo) y empujé a María al suelo y después ella a mí. Conclusión: se me rompió el bolso. Me quedé super triste porque es el bolso rosa que me encanta y porque iba borrachilla. Mis amigas se fueron a hacer pis y me dejaron sus bolsos. Me senté en el escalón de una tienda con todos los bolsos. Pues no se que cara debía de tener, pero el caso es que pasó un chico francés delante de mí y......me tiró 10 céntimos! Juro que es la cosa más rara que me ha pasado en la vida. La verdad es que fue muy gracioso porque el chico se rió y yo también, aunque si lo pienso no me hace ninguna gracia que me confundan con un pobre. He guardado de recuerdo los 10 céntimos.
-Otro día quedamos con Lou, una francesa que va a la clase de Sonia. Estábamos ayudándole a hacer una traducción, cuando aparece en francés el término "pantuflas". Yo dije que normalmente nosotros decimos zapatillas de estar por casa en vez de pantuflas ya que a mi me suena a "pueblo de vacas". Lou se rió, pero pasaba el tiempo y seguía riéndose. Al final la miro y me dice "es que yo vivo en un pueblo de vacas". Fue horriiiiible. Todas se reían pero yo sólo pensaba "tierra trágame". Lo peor es que un día salimos juntas y la chica me lo sigue recordando.
-Hace tiempo tuve la "soirée d'integration" en la resi. Me lo pasé genial. Nos pusieron cena "especial", jugamos a muchos juegos (tipo:escuchar canciones y adivinar, dibujar y averiguar qué era,etc) y lo mejor me asignaron a una madrina. Es una chica que se supone que se "encarga" de mí, es decir, podemos ir a cenar juntas o al cine, no sé, es como tener una relación más especial con ella. Pues me ha tocado a una chica genial, es muy maja y me cae muy bien. El caso, es que todas teníamos que disfrazarnos y yo pensé que sería muy gracioso ir de francesa. Iba con tacones, bolso, un pañuelito al cuello y el gorro en la mano. Pues naaaaaaadie lo notó. Yo se que soy mona, pero de ahí a que no se den cuenta... Creo que el problema fue que estaba mala y tenía la voz un poco ronca, por eso la gente se pensaba que llevaba el pañuelo...

Bueno, estas son mis últimas novedades. Hay muchas más pero estoy muy cansada y me voy a acostar ya, así que hasta la próxima. De verdad que no dejaré que pase un mes.

Os quiero muuuuuchoooo!